Continuación de la carta del ingeniero Dájer, contestando el discurso del presidente Balaguer y los comentarios del señor Félix Benítez Rexach, que finalizará la próxima semana.

El Aliviadero del Yuna y el Canal Cristóbal – 4
Listín, 25 de marzo de 1969

Como consecuencia de la experiencia dejada por ambos ciclones y previendo la posibilidad de que las avenidas del río en alguna oportunidad alcanzaran niveles superiores a los alcanzados con aquéllos, en cuyo caso el desvío del río y el lateral de Neyba podrían sufrir daños considerables, elaboré un informe dirigido al Secretario de Estado de Recursos Hidráulicos para hacerle partícipe de mis temores y además sugerirle la necesidad de producir defensas adicionales en sitios claves de las obras mencionadas, como medio de prevenir daños que podrían alcanzar caracteres catastróficos, informe que copiado a la letra en algunas de sus partes dice:

“En el desvío del río: es necesario y urgente la construcción de un canasto o defensa que comenzando junto a la compuerta de control cubra la parte izquierda del canal comprendido entre dicha compuerta y el río, y se prolongue unos 50m aguas abajo de la boca-toma, resultando así de un largo total de unos 120m, ya que de la boca-toma a la compuerta hay 70m”.

“La ejecución de este canasto o defensa en lugar tan peligrosamente expuesto a las embestidas del Río Yaque es de una trascendencia tal, que si el departamento no toma cartas en el asunto, es muy posible que los derrumbes que ya se han iniciado y demuestran de una manera categórica el peligro antes dicho, puedan fácilmente prolongarse hasta el mismo edificio de la compuerta de control, etc.”

“Como complemento obligado a esa defensa se impone la necesidad de continuar hasta más abajo de la boca-toma del desvío del río, la canalización del Río Yaque que se comenzó el año pasado aguas arriba de las poblaciones de Tamayo y Vicente Noble, y se paralizarán cerca de Juvilla, también aguas arriba de dicha boca-toma, para corregir curvas sumamente cerradas que son las que ocasionan los grandes derrumbes que año tras año acaban con la agricultura ribereña al río, dando al mismo tiempo, con dicha canalización mayor facilidad de desagüe que irá en beneficio de la seguridad del canal del desvío del Río Yaque.”

“Nos permitimos, con el debido respeto, sugerir la conveniencia de hacer de inmediato un examen de las condiciones a que nos hemos referido más arriba por técnicos del departamento”.

“Lateral de Neyba: Este lateral, a pesar de que tiene un gran número de sifones, puentes y pasos superiores, etc., debido a su extenso recorrido de 42km a partir de la bifurcación, tiene sectores que no resultaron lo suficientemente defendidos y que precisan que el Departamento los examine, proyecte y construya obras adicionales para su adecuada defensa contra las aguas llovedizas, etc.”.

De este informe nunca obtuve respuesta ni supe que se hiciera algo para defender del peligro las obras señaladas. Cuando el peligro se presentó en la forma del ciclón “Kathy”, productor de grandes lluvias, el Yaque alcanzó niveles extravagantes y sus aguas irrumpieron en el desvío del río produciéndole daños por erosión a la boca-toma, a los taludes y a los aproches de las obras permanentes; pero éstas, las obras permanentes, tres en total, que son la compuerta de control, el paso superior de la carretera y la caída en la estación 60, a pesar de la furia de los elementos, se mantuvieron intactas, sin más daño aparente que la pérdida del revestimiento de sus accesos. Y, como una ironía, los canastos de piedra de 120m de largo que en mi informe señalaba que debían construirse entre la compuerta de control y el río, para evitar la erosión en aquel expuesto lugar, fueron construidos con largueza después del desastre, y no precisamente en la forma sugerida, sino atravesados en el río y delante de la compuerta de control, para evitar la entrada de agua del río a la laguna. Pero es justo reconocer que con las características cataclísmicas de las avenidas producidas por el ciclón Kathy, cuyas aguas pasaron por encima de la compuerta de control del desvío, que tiene 9m de altura sobre el fondo del río, los canastos hubieran resultado de un valor muy relativo, ya que esas inundaciones fueron de una tan extraordinaria magnitud que excedió toda previsión, por ser superiores a todas cuantas se tenían noticias.

Como consecuencia del desborde de las aguas a todo lo ancho del valle, el lateral de Neyba también sufrió desperfectos en los accesos de algunas estructuras permanentes; pero éstas no sufrieron daño alguno. El canal principal y el lateral Duvergé no tuvieron daños dignos de mención, salvo el sufrido por el edificio de las compuertas de la bifurcación, que fue socavado en sus cimientos y medio destruido por las aguas del propio Canal Cristóbal, que llevaba en esos momentos un volumen que doblaba con creces el de su capacidad de 15m3. Pero ello no fue obstáculo para que continuaran en servicio, aunque como consecuencia del hermético cierre del canal de alimentación, la laguna comenzó a secarse y a desmejorar la calidad del agua, tanto más rápidamente porque la Colonia Agrícola de Duvergé reclamaba mayores caudales para el fomento de su agricultura.

Cuando la laguna no pudo suministrar más agua por haber descendido demasiado su nivel, en vez de reabastecerla a través del canal de alimentación, lo que era lo indicado y lo más fácil, se construyó un canal desde el drenaje Guaraguao hasta el lateral Duvergé, que es el que hasta hoy suple la poca agua que llega hasta la Colonia. Otro canal se sacó de la margen derecha del mismo Guaraguao y se llevó hasta el kilómetro 23 del lateral de Neyba, aprovechando 15km de este lateral para servir el agua a grandes extensiones de tierra recuperadas a lo largo del mismo.
Finalizará la próxima semana

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