Wilfredo Manón Rossi nació y creció en un hogar cristiano, donde el amor y la formación en valores fueron el pan nuestro de cada día.

Asumió con seriedad y responsabilidad su rol de hermano mayor, convirtiéndose en un apoyo para sus padres a la hora de impartir la disciplina en el hogar, aunque, claro está, siempre había tiempo para alguna travesura junto a sus hermanos.

Hijo de médico, desde muy joven se vio a sí mismo convertido en un especialista de las ciencias de la salud. Carrera a la que dedicó todo su esfuerzo.

Luego de estudiar Medicina, realizó estudios de Medicina Natural, de la cual asegura es tan efectiva como la primera, aunque lamenta que no todo el que la ejerce en el país está realmente preparado para hacerlo. Mañón Rossi es, además, desde hace dos años, el rector de la Universidad Nacional Evangélica, una institución desde la cual se busca ofrecer al estudiantado dominicano opciones novedosas que les permitan formarse académicamente e insertarse a la vida laboral en condiciones favorables.

1. Familia numerosa
Nací en San José de Ocoa, el 11 de enero de 1950. Tengo 50 años cumplidos y 17 de experiencia. (Risas). Mi padre, fallecido, se llamaba Alfredo Alfonso Mañón Milo, era azuano, y mi madre, Altagracia Julia Rossi de Mañón, es ocoeña. De ese matrimonio nacieron 10 hijos, pero en total somos 13 hermanos, de los cuales soy el mayor. La vida en casa era chulísima. Pasé mi infancia viajando. Para que tengas una idea, nací en Ocoa, mis dos hermanos siguientes nacieron en Elías Piña, la que sigue en San Cristóbal, la próxima en Baní, un par en la capital y otra en Salcedo. O sea, como puedes ver, mis viejos estuvieron entretenidos haciendo y deshaciendo mudanzas. Vivimos en Barahona, estudié en Azua, es decir, que tenía compañeros y amigos por todas partes.

2. Padres maravillosos
Mis padres eran maravillosos. Mi papá era un líder entre sus vecinos, era el médico del barrio. Era un padre apoyador, protector. Él se imaginaba que necesitábamos algo y ahí lo teníamos. Mi mamá era la de la disciplina, la que controlaba los gastos. Era la que administraba el hogar, militarmente. Mi papá terminó siendo coronel médico del ejército, pero mi mamá era la generala. Era batuta y Constitución.

3. El hermano mayor
Como hermano mayor tenía la obligación de portarme bien, sacar buenas notas, dar buen ejemplo y eso fue algo que asumí con entereza y que además me gustaba. Yo tenía que ser el modelo, el mejor estudiante, y yo lo hice. En nuestro entorno no había espacio para el aburrimiento. Casi siempre yo estaba del lado de papá y mamá, pero las pelas y los castigos los repartíamos equitativamente. La muerte de mi padre, en 2011, fue para mí una gran pérdida. No nos terminamos de acostumbrar a que los ciclos se cierren y concluyan. Esa es mi mayor tristeza. Mi madre aún vive, tiene 87 años. Está en cama pero tenemos la dicha de tenerla.

4. El camino de la educación
Tuve una infancia bonita, la verdad es que no sé cómo los niños actuales se traumatizan con cosas como lo que yo pasé, pero yo me lo gocé. Esto así porque mi papá, como militar y como médico, tuvo que mudarse a varias provincias. Eso yo lo disfruté porque me permitió hacer nuevos amigos. De hecho, cuando llegué a la universidad tenía más amigos que nadie, porque me encontré a mis amigos de la primaria y la secundaria en la universidad.

5. Médico como su padre
Estudié Medicina por el ejemplo de mi papá. Mi papá fue un ejemplo. De hecho, acabo de compartir con los estudiantes, en la ceremonia de ingreso, que cuando mi padre comenzó a estudiar medicina yo tenía como ocho o nueve años, ya yo tenía siete hermanos, mi mamá estaba embarazada y él era barbero. Él nos reunió en torno a uno de los sillones de la barbería, en Villa Juana y nos dice: “Niños, tengo una noticia que darles. Comienzo la universidad”. No entendimos muy bien el asunto y le preguntamos si era que él iba a estudiar, y él nos dijo que sí. Entonces, le preguntamos: “¿Por qué usted va a hacer eso, y él respondió: “Porque no quiero que ninguno de ustedes se quede sin estudiar y quiero ser el ejemplo”. Fue un ejemplo. Todos somos profesionales. A mi padre le dio brega estudiar Medicina. Mientras sus compañeros iban en carro, bien montados, él iba en bicicleta. De hecho, uno de sus compañeros, que después fue profesor mío, me contó que ellos creían que él era calié, porque era el único raro del grupo. “Es que él llegaba en bicicleta, no era riquito como los demás, pero después nos dimos cuenta de que era un estudiante valioso”, me dijo.

6. Especialidad
Primero estudié Genética en Europa, en la Universidad de Londres. Trabajé en el Instituto Pasteur de París y regresé al país para ejercer la Genética, pero no era el tiempo. Quería desarrollarme en un área poco explorada. Me gustaba mucho la investigación. Pensé que estudiar genética era una buena decisión, pero no fue así. Recuerdo que cuando regresé al país, el ministro de Salud me dijo: “Doctor, váyase para Europa otra vez y vuelva en 15 o 20 años. La genética le queda grande al país”. Entonces me fui, y efectivamente volví 15 años después. Después me fui a Estados Unidos y allí estudié Medicina Natural, que es la Medicina del cielo, sólida, que llegó para quedarse, y nosotros entendemos que es una buena opción para la sociedad. Es una medicina sin contaminante, sin químicos. Aquí en el país no se estudia a nivel universitario, hasta ahora, pero eso puede cambiar. Mi sueño es que los pacientes tengan la opción, cuando lleguen a un hospital, de elegir; que en el pasillo de la derecha esté la medicina convencional y a la izquierda esté la medicina natural.

7. Medicina Natural
Hasta ahora la gente la ha visto como una medicina folclórica, una medicina que quienes la practican se saben dos recetas de la abuela, una receta que vieron en televisión, una que bajaron del Internet, se ponen una bata blanca y montan un consultorio. En el desorden organizacional que hay en nuestro país, hay muchos médicos “dicel”, es decir, “dice él que es naturista”. Sé que a los médicos no les gusta que les hablen de Medicina Natural, ni de médicos naturistas, y los entiendo. A mí tampoco me gustaba, porque la idea que uno tiene es que estos médicos son, o eran, yerbateros o eran brujos. Pero no es así. Hay preparación académica y maestrías. Yo tengo como 30 médicos de pacientes. ¿Sabes porque vienen a verme? Por curiosidad. Porque la mamá, la esposa o la hija se han recuperado de dolencias que ellos no pudieron curar. Es decir, que la medicina natural es tan efectiva con las enfermedades crónicas, que es posible darles marcha atrás a muchas de ellas y evitar cirugías. Una gran satisfacción es cuando un paciente se me acerca para decirme que se ha curado, que ha seguido su tratamiento y ha seguido los consejos; pero es muy triste cuando los pacientes abandonan los tratamientos y fallecen. Para gozar de buena salud se necesita tener disciplina.

8. Investigador
Siendo decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, se nos ocurrió realizar una investigación en el área de salud sobre el estrés oxidativo, que es un concepto novedoso de fisiología y funcionamiento del organismo. Nosotros nos oxidamos como hierro viejo, y al oxidarnos, se nos arruga la piel, nos enfermamos. El estrés oxidativo está asociado a las condiciones crónicas. Lo que no existe es una idea clara en el mundo de la relación de los antioxidantes con las enfermedades. De ahí que se nos ocurrió realizar la investigación en Estrés Oxidativo, tanto en diabetes como en hipertensión.

9. Padre y abuelo
Tengo cinco hijos. Los primeros tres: Piero, Natacha y Wilfredo Alfonso. El mayor nació en Inglaterra, la segunda fue concebida en Francia, pero nació aquí y el tercero es dominicano full. Los tres viven en Estados Unidos, son profesionales. Ya me han dado ocho nietos. En una segunda etapa tengo dos hijos de 14 y 16 años: Carla Julia y Teófilo Eliezer. He tratado de ser un padre comprensivo, ofrecerles buenos consejos a mis hijos.

10. En la fe
Cuando yo era pequeño, mis padres aceptaron a Cristo y formaron un hogar cristiano; es decir, que crecí en un ambiente cristiano. Sin embargo, cuando llegué a la universidad, me sentí liberado, porque uno va a la iglesia guiado por papá y mamá, pero ya en la universidad uno es grande, ya yo tenía 16 años, así que pensé que no volvería a la iglesia, pero en la UASD me encontré con un grupo de estudiantes cristianos y ellos se encargaron de hacerme sentir en familia y de que no me olvidara de la fe.

Ciencia y fe al servicio de la educación

Llegué a la universidad hace muchos años. En 1984, yo impartía clases de genética en una universidad y esa universidad fue cerrada en 1984 y yo me quedé sin trabajo. En ese entonces tuve que emigrar de nuevo, pero antes de irme, todos los profesores, que éramos creyentes, decidimos agruparnos y pedirle al superior gobierno que nos aprobara una universidad, y así lo hizo. Es decir, que fui de los propulsores de la Universidad, pero al quedarme sin trabajo tuve que irme del país, pero desde el extranjero seguía aportando y apoyando para su fortalecimiento. Volví, y de una vez comenzamos a forjar la Facultad de Ciencias de la Salud. Fui decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, miembro del Consejo Académico, fui presidente de la Fundación Evangélica Universitaria, que es la que patrocina la universidad, y hace dos años fui elegido como rector. Queremos ser una universidad que le ofrezca a la población carreras novedosas. Tenemos una facultad de Ciencias de la Salud, pero la idea no es producir más médicos, sino ofrecer careras que no tengan muchos nichos en República Dominicana, como es el caso de la Nutrición. Esta es la única universidad que tiene una carrera de Nutrición. También vamos a ofrecer carreras técnicas. No hay técnicos en salud. Por eso, estamos sentando las bases para impartir las carreras técnicas en salud. A la fecha, contamos con una matrícula de 19 mil estudiantes. En estos momentos le estamos presentando nuevas carreras al Ministerio de Educación Superior. Trabajamos para convertir a la UNEV en la universidad número uno del sistema. Somos la número uno en deporte. Ahora mismo, en las Unipiadas que se realizan en Taiwán, de la selección de 29 atletas, 14 son estudiantes de la UNEV. Luisito Pie es alumno de la universidad.

Padre
“Mi papá era un líder entre sus vecinos, era el médico del barrio. Era un padre apoyador, protector. Él se imaginaba que necesitábamos algo y ahí lo teníamos. Su muerte fue para mí una gran pérdida”.

Madre
“Mi mamá era la de la disciplina, la que controlaba los gastos. Era la que administraba el hogar, militarmente. Mi madre aún vive, tiene 87 años. Está en cama pero tenemos la dicha de tenerla”.

Estudios
Estudié Genética en Europa, en la Universidad de Londres. Trabajé en el Instituto Pasteur de París y regresé al país para ejercer la Genética”.

Preparación
Me fui a EE UU y allí estudié Medicina Natural, que es la Medicina del cielo, que llegó para quedarse y que es una buena opción para la sociedad”.

Aspiración
Mi sueño es que los pacientes tengan la opción, cuando lleguen a un hospital, de elegir entre la medicina convencional y la natural”.

Cristiano
Cuando yo era pequeño, mis padres aceptaron a Cristo y formaron un hogar cristiano; es decir, que crecí en un ambiente cristiano”.

Avance
Somos la número uno en deporte. En las Unipiadas que se realizan en Taiwán, de la selección de 29 atletas, 14 son estudiantes de la UNEV”

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