Zhuangzi soñó una vez que era una mariposa que a su vez podía estar soñando que era Zhuangzi. Este famoso sueño que durante siglos ha deleitado y perturbado la mente de infinitos lectores, forma parte de un maravilloso conjunto de historias y anécdotas, de alegorías, parábolas y fábulas que se conoce como “Libro de Zhuangzi” o “Zhuangzi”, también llamado Chuang Tzu, Chuang Tse, Zhuang Zhou y Chuang Chou para complicar las cosas. (Significa Maestro Zhuang o Chuang, literalmente).

El autor vivió alrededor del siglo IV a.C. y es poco lo que se sabe de su vida, pero “sea cual fuere su inescrutable origen”, lo cierto es que la importancia de su legado es imponderable. “El académico de Asia Oriental y traductor del “Zhuangzi”, Burton Watson, ha notado que ‘Quien quiera que haya sido Zhuang Zhou, los escritos atribuidos a él portan la estampa de una mente brillante y original”.

Se considera que el “Libro de Zhuangzi” es “una de las más grandes obras literarias en toda la historia de China”, “una obra maestra de habilidad tanto literaria como filosófica que ha influenciado significativamente a otros escritores, poetas, artistas y filósofos chinos por más de 2000 años, desde la dinastía Han hasta el presente”, y es generalmente “ponderado como el más importante de todos los escritos del taoísmo”. La escuela filosófica que tiene como principio el Yin Yang.

En opinión de los entendidos abundan en sus páginas los ejemplos de “la naturaleza despreocupada del ideal del sabio taoísta, y los relatos son muy a menudo humorísticos e irreverentes”, “fragmentos dispersos de depurada sabiduría que fueron configurando, a lo largo del tiempo, una obra canónica”.

“Mientras otros filósofos escribieron sobre deberes morales y personales, Zhuangzi promovió el deambular sin preocupaciones y volverse uno con “el Camino” (el Tao o Dao) al seguir a la naturaleza. Sus temas principales son espontaneidad en acción y libertad del mundo humano. Las fábulas y anécdotas en el texto intentan ilustrar la falsedad de las distinciones humanas entre bueno y malo, grande y pequeño, vida y muerte, y humano y naturaleza”.

El maestro Zhuang o Chuang evidentemente no confiaba en las apariencias ni en las certidumbres propias de ignorantes y fanáticos. Un sabio no puede saber ni siquiera lo que no sabe. No puede estar seguro ni siquiera de su ignorancia. Todo es relativo:

“El señor Diente Roto preguntó a Wang Ni:

Usted conoce cuáles son las cosas que se consideran correctas, no es cierto?

-Como podría saberlo? -contestó Wang Ni.

-Bueno, al menos sabe qué es lo que no sabe, ¿no?

-¿Cómo podría saberlo? -respondio Wang Ni.

-¿O sea que no sabe nada de nada?

-¿Cómo podría saberlo? Pero así es, intentaré explicárselo.
Si digo que lo sé, como puedo saber que no sé lo que digo que sé? Y si digo que no lo sé, ¿hasta qué punto puedo
saber que lo que digo que no se lo sé? Déjeme preguntarle:
Cuando la gente duerme con el cuerpo mojado, coge una pulmonía y muere, ¿pero le ocurre lo mismo al pez? Si intentáramos vivir en un árbol siempre tendríamos miedo, pero ¿le ocurre lo mismo a un mono? De los tres, quién sabe cuál es el lugar correcto para vivir? La gente come la carne de animales que se alimentan de heno y cereales.

Los ciervos comen hierba. Los ciempiés creen que la serpiente tiene un sabor dulce. Los búhos y cuervos comen ratas. De los cuatro, ¿quién sabe cuál es el sabor correcto?

Los monos se aparean con monos, los ciervos con ciervos y los peces con peces. Todos los hombres consideran a Mao Ch’iang y a la Dama Li bellezas eternas, pero cuando los peces las ven, se sumergen rápidamente hacia el fondo; cuando los pájaros las ven, echan a volar; y cuando los ciervos las ven, salen corriendo. De los cuatro, ¿quién sabe cuál es la belleza correcta aquí bajo el cielo? A mi modo de ver, las líneas de la compasión y la rectitud, y los caminos de lo correcto y lo incorrecto, están tan enredados y anudados que me resulta imposible diferenciarlos”.

El sabio Zhuangzi siempre duda, siempre deja un espacio para la reflexión y la duda, desconfía de las apariencias, desconfía de los sentidos, encuentra siempre un pelo en la sopa. Zhuanzi no predica, quiere enseñar a pensar. Es un crítico mordaz, burlón, libertario, punzante, travieso, elusivo, enigmático muchas veces. Pone patas arriba la concepción del mundo. “Sus enseñanzas son semejantes al curso caprichoso de un agua que se extiende…”, “lleva los argumentos a la absurdidad para demostrar las limitaciones del conocimiento humano y el mundo racional”:
“¿Cómo puedo saber que esta vida no es una pura ilusión?

¿Cómo puedo saber que la muerte no es como un joven exiliado que no puede volver a casa? La bella Dama Li era hija de un caballero poco importante de Ai. Cuando al principio Chin se la llevó con él, ella empapó de lágrimas toda la parte delantera de su túnica. Pero una vez llegó al palacio, compartió la cama del emperador y se dio un festín con sus cebadas terneras, se arrepintió de sus lágrimas. ¿Como sé que los muertos no se arrepienten de haberse aferrado tan ignominiosamente a la vida? Aquel que sueña estar bebiendo el vino del placer, quizá se despierte al amanecer llorando. Aquel que suena sollozar, quizá se levante al alba para salir a cazar. Mientras soñaban, ignoraban que estaban soñando. O puede que en medio de sus sueños hayan intentado encontrar un presagio en ellos.

Al despertar saben que han estado soñando. Ahora bien, quizá haya un Gran Despertar, tras el cual sepamos que todo esto no ha sido más que un Gran Sueño. Los necios piensan que ahora están despiertos y que lo han descubierto por si solos, a escondidas, que esa es la realidad. Uno es un noble; otro, un pastor…! ¡Oh, que listos!

Tu maestro Kung y tu estáis soñando. Y las palabras que os estoy diciendo también son un sueño. Todo ello se llama el Lastimoso Engaño. De aquí a diez mil años, te encontrarás con un gran sabio que podrá desentrañar este misterio para ti. O quizá lo encuentres esta mañana. O puede que esta tarde.

Supón que tú y yo nos enzarzamos en una discusión. Si tú ganas y yo no, significa que tú tienes la razón y yo estoy equivocado? O si al revés, si gano yo, ¿significa que tengo yo la razón y tú estás equivocado? Si uno de nosotros tiene razón, está el otro equivocado? ¿Tenemos razón ambos o estamos los dos equivocados? No podemos ponernos de acuerdo. Y nadie más ha oído aun los argumentos. ¿Quien puede aclarárnoslo? Si elegimos a alguien que piense como tú, estará de acuerdo contigo; si elegimos a alguien que piense como yo, estará de acuerdo conmigo. Si elegimos a alguien que no está de acuerdo con ninguno de los dos, sin duda no nos gustará su solución. No podrá aclarárnoslo. Y alguien que esté de acuerdo con los dos tampoco servirá de nada. Si ni tú ni yo logramos ponernos de acuerdo, ¿debemos esperar oír todavía otra opinión de nuestro entorno?”.

El relato más conocido y manoseado del “Zhuangzi”, el sueño de la mariposa, el sueño en que el maestro Zhuang es una mariposa que a su vez podía estar soñando que era Zhuang pone en entredicho la diferencia entre estar soñando o durmiendo, que al parecer es “una falsa dicotomía”. En realidad, lo que propone es un enigma que trastorna el sentido de la realidad y que a través de los tiempos ha servido de inspiración a multitud de obras literarias y elucubraciones filosóficas:

“Cierto día, Chuang Tzu se quedó dormido y soñó que era una mariposa que revoloteaba muy contento por ahí. Y la mariposa no sabía que era Chuang Tzu que soñaba. Luego despertó y volvió a ser el de siempre, pero ahora no sabía si era un hombre que soñaba que era una mariposa o una mariposa que soñaba que era un hombre”.

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