Vivimos tiempos en los que los acontecimientos que se dan cada día, antes no eran imaginables. Los medios de comunicación permiten hoy que en segundos nos enteremos de los acontecimientos mundiales, sin importar la distancia de los mismos. Por todas partes vemos violencia, guerra, cambios de paradigmas, que por muchos adelantos que tengamos pareciera que volvemos a la era de las cavernas, para lo cual necesitamos como nunca tratar de conservar esencia propia, valores y, sobre todo, buscar la manera de tener equilibrio emocional, especialmente los que somos cabezas de familias y, como tales, asumir con responsabilidad dicho rol en el cuidado de nuestros hijos. Esta semana, han sucedido en nuestro país actos de violencia escalofriantes, que deben servir de advertencia a toda la sociedad para que nos empoderemos, y enfrentemos todos juntos (gobierno, familia, escuelas, comunidades, juntas de vecinos), para frenar los mismos. De manera especial, queremos citar el caso del adolescente de 16 años, asesinado brutalmente por un sacerdote, quien era monaguillo. No voy a repetir los detalles, ya que se ha hecho eco del mismo a través de todos los medios. En ocasiones anteriores, he utilizado esta vía para advertir a los padres de todas las consecuencias que trae el dejar los hijos al cuidado de familiares y allegados. Este ejemplo nos muestra cómo dentro de cualquier conglomerado social puede aparecer un individuo con patologías que traen como consecuencia conductas como esta. Partiendo de este acontecimiento, que deja a la sociedad dominicana más que en alerta, con un impacto muy grande independientemente el nivel social. La forma cruel en que ese joven murió no tiene precedentes. Fue una muerte con saña, rabia, la cual viene de manos de quien menos se esperaba: un sacerdote. Pero no es porque sea un sacerdote, es porque se entiende que, dentro de este ambiente de sanidad no se espera que, desde los 10 años, según dicen, lo había estado utilizado con fines sexuales. Es más que advertencia, un alto al camino, especialmente para las personas de escasos recursos, pero también para a los de clases sociales media y alta, no descuidar y tener ojos abiertos ¿En manos de quien dejas lo más importante de tu vida que son tus hijos?

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