Dibujante y muralista; pero, sobre todo maestro, profesor y estudiante del arte, así se define Amable Sterling, y así ha dedicado su vida a aprender un poco cada día

Amable Sterling nació en el seno de una familia humilde de 11 hermanos.

Con recursos tan limitados, invertir en juguetes no era una opción para sus padres.

Fue precisamente esta falta de recursos la que despertó su creatividad.

El talento artístico, con el cual había nacido, se puso de manifiesto cuando con pequeños trocitos de madera comenzó a fabricar juguetes para él y sus hermanos.

Pero este fue solo el despertar.

Su verdadera vocación y la máxima expresión de su talento la descubrió el día que vio a Rafael, uno de sus hermanos, dibujando un fantasma en una hoja de papel. Eso bastó para que comenzara a dar riendas sueltas a su pasión por esta rama de las artes plásticas.

La dedicación y seriedad con que asumió las artes, desde su época de estudiante, lo convirtieron en un formador de artistas.
Para Sterling, uno de sus mayores orgullos es ser profesor; ayudar a formar a los artistas, y aprender de los estudiantes cada día algo nuevo, es una labor que realiza feliz y agradecido de poder aportar a los demás.

1. De El Seibo y La Romana
Nací en un campo de El Seibo, llamado Sabana de Campiña. Me declararon en El Seibo y me llevaron a La Romana antes de los dos años, de modo que me siento muy romanense, a penas conozco El Seibo. Mi madre se llamaba Valentina Medrano de Sterling, la llamaban cariñosamente “Tinita”; y mi padre se llamaba Carlos Sterling. Mi papá trabajaba en la compañía del Central Romana, en un campo de caña, era pesador de caña, y mi madre se dedicaba a quehaceres domésticos”.

2. Familia numerosa
Terminamos siendo once hermanos, aunque mi madre llegó a tener 13 partos, pero ya para los dos últimos, parece que su cuerpo no podía albergar otros hijos, así que tuvo dos pérdidas. Éramos seis varones y cinco hembras. Mi padre, en su condición de jornalero, vivía muy abocado a su trabajo. Pero un padre puede enseñarles mucho a sus hijos, aun sin tener mucha comunicación con ellos, basta la forma en que se comporta. Fue siempre un hombre de trabajo, muy dedicado a sus labores, era una persona muy responsable, no se sentaba. Mi madre era muy progresista. Ella tenía desos de superarse. Después de mi nacimiento, ella se empeñó en aprender a leer y escribir. Yo la acompañaba donde una profesora que le daba clases. Ella siempre tuvo aspiraciones de llegar a ser alguien, y eso para mí fue una gran inspiración”.

3. Creativo
De niño, siempre estaba inventando cosas. Éramos muy pobres y no teníamos para comprar juguetes y la inventiva era mi fuerte para yo crear juguetes. Entonces, como en las cercanías de nuestra casa había una fábrica donde hacían cajas para espaguetis, y siempre en los alrededores habían unos montones de desechos de pino blanco, yo buscaba esa maderita y me ponía a tallarla; a veces con vidrio, y con eso hacía barcos y pistolas. Para mí, esa fue una gran experiencia educativa, porque aprendí a hacer cosas con mis manos.

4. Inspiraciones
En una ocasión, un hermano mayor que yo, llamado Rafael, se puso a dibujar, a copiar una figura de fantasma, y a mí me atrajo tanto ver lo que él estaba haciendo y lo entretenido que él estaba dibujando. Me pareció la cosa más extraordinaria del mundo, que uno pudiera copiar la foto que estaba en un ‘paquito’ y plasmarla en una hoja de cuaderno. Me puse al lado de él para tratar de hacer lo mismo que él estaba haciendo. No lo volví a ver hacer eso, pero desde ese día, jamás dejé de dibujar. Cuando no tenía nada que hacer, ni en que entretenerme, hurgaba en la basura o donde fuera, hasta que encontraba un par de botellas, las lavaba y las vendía por un centavo, y con ese centavo me daban dos hojas de maquinilla. Para mí, pasarme la tarde copiando en una hoja de maquinilla, los santos de mi madre, con los que ella rezaba, era un gran entretenimiento.

5. Dibujante
El pueblo donde vivía, no me permitió abandonar el dibujo, porque en la escuela me buscaban para que yo realizara dibujos en la pizarra; y para Navidad, me encargaban realizar campanas y otros adornos navideños. También, cuando un profesor quería que le hiciera algunos polipastos para el estudio de la física, me mandaban a buscar. Asimismo, los ferrocarrileros, los sindicatos, me buscaban para que les hiciera letreros, les pintara el logo. Por eso digo que el pueblo de La Romana no permitió que yo dejara el dibujo”.

6. Empleado
Trabajé de mensajero en Central Romana, y ahora pienso con Steve Jobs, que las cosas que le suceden a uno no son necesariamente para sentirse fracasado, sino para obligarte a un cambio de vida. Estuve de mensajero en el Central Romana a la edad de 17 años, pero me cancelaron. Ese fue mi primer empleo formal, porque antes yo vendía helados y billetes para ayudar con los gastos de la familia, porque mi madre vendía helados, dulces, billetes y quinielas para ayudar en la casa, y yo la ayudaba”.

7. A Bellas Artes
Cuando me cancelaron del Central Romana, regresé a la escuela normal a estudiar. Estaba ya en segundo teórico, y cuando regresaba del parque con mis amigos, pensé que ya no había nada nuevo, y llamé a mi madre y le dije que yo necesitaba irme del pueblo porque no veía futuro para mí. Ella me preguntó sobre qué yo quería hacer, y le respondí “Me quiero ir a estudiar pintura a Bellas Artes”. Ella reunió, jugando sanes, algunos fondos, unos 150 pesos, y me mandó a estudiar. Pagaba una pensión, que estaba en la avenida Independencia, cerca de Bellas Artes, y mientras estuve allí, mis dotes de dibujante fueron reconocidas por Don Pedro García Villegas, que cuando se enteró de que los fondos se me estaban acabando, me llevó donde Gilberto Hernández Ortega, y él le dijo que no tenían fondos para becas, pero escribieron una comunicación al Ayuntamiento de La Romana, y esa institución me otorgó una beca. Así me quedé en Santo Domingo estudiando pintura.

8. Profesor de dibujo
Me quería ir a Florencia, a estudiar murales, pero me comenzaron a surgir ofertas. Me buscaron como profesor. Cuando estudié el primer año, me gané los premios correspondientes al primer año. En eso iniciaba un liceo de la reforma de la educación media, que se llamaba Liceo Unión Panamericana, que estaba frente a la Maternidad, al lado de la embajada norteamericana. Como tenían una visión moderna de la educación media, ellos pidieron que los profesores de arte fueran graduados en Arte, aunque yo no estaba graduado. Avilés Blonda consideró que yo podía ser un profesor de dibujo, y me contrataron como maestro de dibujo. Yo no tenía idea de lo que era ser un profesor, y aprendí a tal grado que uno de mis mayores méritos y orgullo es ser profesor, porque enseñando aprendí mucho. Me jubilé en 1996; y después de eso, me pidieron que regresara a dar unos talleres creativos para titular a los egresados de Bellas Artes en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y como no tenían profesor que le diera clase a estudiantes ya graduados de Bellas Artes, me pidieron que regresara; regresé y todavía estoy dando clases. Impartí la asignatura Talleres Creativos en pintura y en dibujo y me entusiasmo tanto que he permanecido dando clases después de haberme jubilado.

9. Un hombre de hogar
Lo mejor que me ha pasado es haberme encontrado con Kenia, mi esposa. Dentro de los tumbos que uno da siendo estudiante, llegué a vivir en una pensión que estaba en la casa número tres, y Kenia vivía en la numero cinco. Entonces, eventualmente, nos conocimos y siempre nos parábamos a conversar en una verjita que había cerca. Kenia Altagracia Dolores Suarez Martínez es uno de los motivos que tuve para no irme a Florencia. La actitud bohemia y el estilo un tanto de carácter irresponsable que generalmente tienen los artistas, lo cambié por el de una persona de hogar. Tan pronto la conocí, y pensé en ella como una compañera, mi idea fue la de formar un hogar con ella. Ella estudiaba Medicina; al formar un hogar con ella, me estimuló para que me hiciera profesional. Me dijo que no me conformara solo con el arte. Cuando ella se graduó con honores, más tarde yo también me gradué con honores y me gradué de Derecho, fui summa cumme laude. Tuvimos un hijo y lo criamos con todos los beneficios que conlleva ser hijo único. Él se graduó de arquitectura, con la nota más alta de su investidura. Es el único caso de un arquitecto que se gradúa con un índice de cuatro.

10. Una visionaria
Kenia siempre ha sido una visionaria. Cuando yo hice mi primera exposición, reuní unos fondos con la venta de los cuadros, y Kenia me dijo: “Mira, en lugar de gastar ese dinero, vamos a comprar ese terreno que está frente a nuestra casa”. Así lo hicimos, y ahí vive mi hijo hoy en día. Él está casado y tiene tres hijos. Eso ha sido lo mejor que nos ha podido pasar, tener a nuestro hijo cerca.

Preparado para el porvenir

“He realizado unas 20 exposiciones. En estos momentos, estoy escribiendo libros de textos. Tengo las maquetas de los libros de Dibujo I, II y III, y mientras estaba dando los talleres creativos, para que sirviera de ejemplo a los estudiantes, se me ocurrió hacer dibujos frente a ellos. Entonces, todos esos dibujos se me ocurrió agruparlos para que no se perdieran en un libro, y así surgió un libro que se titula “Mis recetas de Dibujo”. Para acompañar la puesta en circulación de ese libro, estoy preparando una exposición para presentarlo de manera conjunta. Para ello, ya he realizado unas 100 obras. Tengo muchas tareas pendientes en materia de la enseñanza, porque en la misma medida en que me involucro en la investigación para impartir docencia, en esa misma medida amplio mis conocimientos. De mi carrera, lo mejor es que he hecho lo que me ha gustado. A veces trabajo hasta altas horas de la noche, porque siento placer de hacerlo. He estudiado otras carreras para ampliar mis conocimientos. Soy arquitecto y abogado. La arquitectura la ejerzo, porque para hacer murales necesito constantemente de los conocimientos de la arquitectura, por los cálculos y las medidas. Pienso que la formación en Derecho es necesaria. Creo que todo profesional debe tener conocimientos de Derecho”.

Padres
Fue siempre un hombre de trabajo, muy dedicado a sus labores, era una persona muy responsable, no se sentaba. “Mi madre era muy progresista. Ella tenía deseos de superarse”.

Oportunidad
“De niño, siempre estaba inventando cosas. Éramos muy pobres y no teníamos para comprar juguetes, y la inventiva era mi fuerte para yo crear juguetes. Para mí, esa fue una gran experiencia educativa”.

Un placer
Para mí, pasarme la tarde copiando en una hoja de maquinilla, los santos de mi madre, con los que ella rezaba, era un gran entretenimiento”

Aprendiz
No tenía idea de lo que era ser profesor y aprendí a tal grado que uno de mis mayores méritos y orgullo es ser profesor. Enseñando aprendí mucho”.

Maestro
Me jubilé en 1996; y después de eso, me pidieron que regresara a dar unos talleres creativos para titular a los egresados de Bellas Artes”.

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