Patriots Day

Abril 15 de 2013, explotan dos bombas (de factura casera) durante el maratón de Boston. El título debe su nombre al día en que se conmemoran batallas independentistas de USA y que se celebra el tercer lunes de abril, aunque la batalla fue el 19/4/1775.

Abril 15 de 2013, explotan dos bombas (de factura casera) durante el maratón de Boston. El título debe su nombre al día en que se conmemoran batallas independentistas de USA y que se celebra el tercer lunes de abril, aunque la batalla fue el 19/4/1775. Entonces, como se ve, no tiene nada que ver el título con algún sentimiento patriótico en el que el filme se envuelva. Que los terroristas hayan elegido ese día fue consecuencia de que ese maratón congrega a corredores de muchas partes del mundo. Para ellos, ese día, por tanto, era perfecto. El filme construye su narrativa lineal como si fuera un documental –muy al estilo del cinéma vérité– reproduciendo cada momento decisivo, haciendo un retrato de las personas que tuvieron que ver con el trágico acontecimiento, y tratándolos como agentes causales de cada instante de la trama, imprimiéndole suspense y ritmo galopante. Tiene así una atmósfera bien real con exhibición cruda de las víctimas, procurando sondear el aspecto humano y dejar de lado cualquier explícita referencia ideológica o política. Con buena correspondencia entre imagen y sonido, como bien acostumbra el cine comercial hollywoodense, asistimos a un filme formal, sospechosamente equilibrado, que ejemplifica –supuestamente– lo que es el cine que atrapa y lleva a una pretensa reflexión sobre el callejón sin salida en que se encuentra la sociedad norteamericana. Hasta ahí, todo bien. Es que llega un momento en que se siente que todo está demasiado bien puesto: Que las víctimas vivían en el paraíso, sin conflictos, repletas de felicidad, hasta que un ¡BUM! les lleva al infierno. Rápidamente se les tilda de héroes, y hasta el Big Papi David Ortiz le tira un discurso llevándose el filme a un vertedero de mediocridades, un montaje bien logrado entre ficción y acontecimientos reales, como el discurso del pelotero dominicano. Los villanos terminan en una caricatura de solemnes disparatados rebeldes anti-sistema del statment político; en la historia, a los responsables del atentado se les echa en el terreno maniqueo fijándoles sus respectivos chifles que les tacha como elementos del demonio. Al final, sí, el filme se quita la careta y percibimos de qué se trata: pues de una pieza perfecta de relojería del nuevo tipo de filmes inteligentemente manipulares que, valiéndose de hechos reales, tornan a reducir la cuestión socio-política a divergencias entre el bien y el mal. ¡Cine engañifa!

HH Género: Drama. Duración: 130 minutos.

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