Auditorías para todas las obras de ingeniería

Toda obra pública construida con fondos públicos debe ser de la mayor calidad posible, para garantizarle a la sociedad la mayor durabilidad posible y al mismo tiempo debe costarle al Estado un valor que se corresponda con su tamaño, calidad, seguridad&

Toda obra pública construida con fondos públicos debe ser de la mayor calidad posible, para garantizarle a la sociedad la mayor durabilidad posible y al mismo tiempo debe costarle al Estado un valor que se corresponda con su tamaño, calidad, seguridad y durabilidad, pues no necesariamente las obras más baratas son las más convenientes en términos de calidad y seguridad, como tampoco no necesariamente las más caras son las de mayor calidad y durabilidad, lo que implica que tanto en la etapa de estudios, como en la etapa de diseños y en la etapa de construcción deben intervenir analistas de alto nivel capaces de determinar tamaño, calidad, seguridad, durabilidad y costo más conveniente para tranquilidad de la gente, a los fines de garantizar la mayor tasa interna de retorno de cada peso público invertido en todas las obras públicas.

El Estado dominicano siempre ha contado con una Contraloría General y con una Cámara de Cuentas que tienen como tarea fundamental el auditar de manera permanente todo el gasto público, pero esas auditorías están orientadas hacia los procedimientos contables y nunca hacia los aspectos ingenieriles, pues auditar una obra de ingeniería requiere de muchos ingenieros de alto nivel que sean capaces de determinar si los diseños de la obra se corresponden con las condiciones climáticas, topográficas, geológicas, geotécnicas, hidrológicas y sísmicas del lugar; si cada partida incluida en el presupuesto se corresponde con lo que se requiere para que responda adecuadamente bajo los más adversos escenarios ambientales y naturales posibles, determinar si lo construido se corresponde con lo que fue aprobado en los diseños finales, y si los materiales utilizados se corresponden con las cantidades, calidades y espesores de diseño.

Establecer a simple vista, o de manera comparativa, que una determinada obra de ingeniería está sobrevalorada es muy delicado y muy aventurado, pues dos obras de un mismo tamaño pueden tener costos muy diferentes simplemente porque las condiciones geológicas y geotécnicas cambiaron diametralmente, ya que no es lo mismo construir un puente con una simple fundación directa apoyada en una roca de buena calidad que aflora en el cauce del río, que construir un puente de igual tamaño pero apoyado en profundos pilotes porque en el emplazamiento de este segundo puente no hay roca aflorante, ni tampoco hay roca de buena calidad a escasa profundidad, y un ejemplo puede usted verlo en el río Ozama, pues el puente Bosch, el Duarte y los dos Mella están apoyados sobre una roca caliza coralina de buena calidad, mientras el puente de San Souci, que en 1987 se pretendía construir a unos cientos de metros aguas abajo, no pudo ser construido porque requería pilotes de hasta 140 metros de profundidad, y como eso duplicaba el costo del puente se prefirió cancelar el proyecto.

Igualmente ocurrió con el puente Mauricio Báez, construido sobre el río Higüamo en la circunvalación norte de San Pedro de Macorís, el cual originalmente fue presupuestado para 90 millones de pesos sobre la base de que sería un puente de 90 metros de longitud con fundaciones sobre una roca caliza coralina que supuestamente estaba a 12 metros de profundidad, sin embargo, los estudios geológicos, geofísicos y geotécnicos determinaron que en la margen izquierda había un profundo pantano que tenía 300 metros de ancho y que al sumar los 90 metros del ancho del río entonces la luz central del puente tendría 390 metros y sería necesario un costoso puente atirantado que finalmente terminó costando 1,170 millones de pesos en lugar de los RD$90 millones originalmente estimados, y si los estudios geotécnicos se hubiesen hecho antes de tomar la decisión, y antes de la licitación, de seguro que se habría cambiado el lugar que se quería o se hubiese abandonado la idea de la vía.

Un kilómetro de carretera sobre terreno pantanoso puede costar hasta 10 veces más que el mismo kilómetro de carretera sobre terreno firme y llano, y un kilómetro de carretera con grandes cortes en rocas duras de montañas puede costar hasta 20 veces más que el mismo kilómetro en terreno llano y suave, por lo que ahora, cuando se habla de sobravaluaciones de muchas obras de ingeniería, es el momento ideal para establecer un protocolo de auditorías ingenieriles para todas las obras que construye el Estado, pues es fundamental auditar los diseños antes de ser licitados, auditar los avances de las obras antes de ser pagadas las cubicaciones, y auditar las entregas de las obras antes de que sean inauguradas, como forma de garantizarle a la sociedad que cada peso público pagado por el Estado realmente se corresponde con el tamaño, con la calidad, con la seguridad y con la durabilidad que en cada obra de ingeniería espera la comunidad. Auditemos todas las obras del Estado, todas, incluyendo nuevas y viejas. l

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