La La Land

Cine musical sin igual, impar. El tipo de filme que da para verlo más de dos veces por su facultad en generar momentos de romanticismo mágicos. Bien se dice que la música es la mitad de un filme en su impacto emocional, lo que es plausible desde…

Cine musical sin igual, impar. El tipo de filme que da para verlo más de dos veces por su facultad en generar momentos de romanticismo mágicos. Bien se dice que la música es la mitad de un filme en su impacto emocional, lo que es plausible desde que inicia el filme, incluso con una oda ejemplar al Jazz que, como dicen, es la música de los músicos. Es cierto que recurre a excelsos momentos de otros filmes musicales como también hay una que otra referencia a Rebelde Sin Causa, incluso con un corte de ese filme y con unas escenas en el mismo Parque Griffith. Pero muy pocas personas captan y ligan aquellos momentos en los que los personajes protagónicos quedan a oscuras y con apenas un rayo de luz que los destaca. Es un recurso narrativo empleado por I. Bergman que, como sabemos que su metáfora central era el teatro, le dio un uso como si fuera un giro dramático, un punto y seguido en lo que narra, una herramienta impactante si es usada con creatividad y técnica como soporte neurálgico. Su uso retorcido es un ultraje al cine y al teatro. Su empleo en este filme se convierte en leitmotiv visual cónsono con las metáforas musicales. No es posible resistir el rendirse a la seducción de tanto virtuosismo cinematográfico. No hay toma, no hay detalle, no hay gesto, nota musical que no esté bien pensada y bien dicha como lo está todo el filme. En cuanto a la historia romántica, posiblemente hay quien apenas vea aquello de “ir tras tu sueño”, bueno, quizás eso ayuda muchos espíritus. Lo cierto es que el trasfondo es que la vida, como bien puntualiza el filme en la última escena, nos hace jugadas tremebundas que admitimos sin rechistar, simplemente porque ni valoramos a los demás ni somos valuados igualmente. Que todo es un fenómeno de pérdidas, y que sumamos angustias aunque adquiramos victorias. Sí, todo tiene un precio. Que no todos tenemos la fortuna del amor correspondido y el éxito en la vida personal. El filme nos entrega todo eso con una fuerte identidad visual, y compatibilidad sonora con lo mejor de la música, especialmente en su manifiesta defensa de la cultura estadounidense y de su prodigioso Jazz. En verdad, hacer cine no es para todo el mundo.

HHHHHDirección y Guión: : Guión y dirección: Género: Drama musical. Duración: 127
minutos

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