Navidades que marcan recuerdos

Llegó diciembre y, por ende, la temporada navideña. Para muchos es motivo de celebración, de reflexión, de agradecimientos, de unión, de perdón y reconciliaciones; de echar una mirada hacia adentro, evaluarnos y replantearnos como personas.…

Llegó diciembre y, por ende, la temporada navideña. Para muchos es motivo de celebración, de reflexión, de agradecimientos, de unión, de perdón y reconciliaciones; de echar una mirada hacia adentro, evaluarnos y replantearnos como personas. De hacer balance sobre nuestras acciones. En ocasiones nos envuelve la nostalgia y la tristeza por la ausencia de seres queridos. Aun así, es momento de encuentros y reencuentros, motivo de alegría. Se recuerda el Nacimiento de Jesús en la mayoría de las culturas alrededor del mundo, y ese acontecimiento es motivo más que suficiente para alegrarnos y acercarnos, de dar y de recibir afectos. De tender una mano de manera especial a los más necesitados en esta hermosa época del año matizada por sus atardeceres anaranjados, que nos envuelven en una mágica atmósfera que nos invita a abrirnos, a darnos. De ahí que nos tornamos dadivosos. Es Navidad… y en este sentido hemos hecho una misma pregunta a nuestros personajes entrevistados: “ Cuál ha sido la Navidad que no olvidan y qué significado tiene para ellos la celebración que mayores desplazamientos de personas genera alrededor del mundo”. 

“Cuando tenía 15 años y estaba en el colegio secundario, una de mis mejores amigas era Teresita, que se ocupaba de los trámites del aula. En un recreo, le pregunté: «¿Cuál es tu sueño?». Y ella, sin dudarlo, me dijo: «Ir al Vaticano y conocer a Juan Pablo II».

Le prometí que lo cumpliríamos. Y así fue. Dos años más tarde, emprendimos el viaje.

Un 24 de diciembre estábamos en la Plaza de San Pedro, en fila para entrar a la misa que celebraría el Papa en la basílica. Pero todo cambió en un instante cuando me explicaron que para entrar necesitábamos boletos y que estos se habían agotado un año antes. Faltaban dos horas para comenzar la misa y no podía bajar los brazos. Me serené y me hice una pregunta clave que se convirtió en la estrategia que hasta hoy uso para tomar decisiones: ¿qué es lo que se siente en paz? Y lo único que se sentía en paz, aunque no me hacía mucho sentido, era acercarme a las rejas de la puerta principal y buscar una solución allí.

Pasaron los minutos y llegó una monja a preguntarme lo que necesitaba. No nos entendimos. Se fue y regresó con un sacerdote. Me pidió que lo siguiera. Al finalizar la reja comenzaba una calle y por allí caminamos unos minutos. Era de noche, la calle estaba oscura, pero había una luz en un portal. Allí nos detuvimos. Había una placa de bronce que identificaba una embajada, pero no podía ver con claridad de qué país.

Sobre ella había un sobre, y en ese sobre, dos boletos. Al parecer, el sacerdote sabía que el embajador de su país no estaba en el Vaticano y que esa tarde habían repartido las entradas de protocolo. Me las entregó, entramos con Teresita por la puerta del costado, nosotros con dos mochilas negras, de idéntico color a las limusinas que iban marchando a nuestro lado. Terminamos sentados en las primeras filas y, finalmente, Teresita pudo cumplir su sueño de tomar de las manos a Juan Pablo ll”.

“No olvido la primera Navidad en la que mis hijos tuvieron edad suficiente para expresar sorpresa y alegría al abrir los regalos la mañana del 25 de diciembre. Verlos así por primera vez fue una experiencia sin igual para mí. Para mí, la Navidad es un tiempo para estar con la familia, con la gente que uno quiere, para celebrar, pero, también, para detenerse a pensar, a reflexionar, si durante el año que se cierra hemos hecho lo que correspondía y qué debemos cambiar o mejorar en el año siguiente para ser mejores personas, familiares y servidores”.

“La Navidad que más cercana tengo a mi corazón es en la que nació mi primera hija María Aurora, en el año 2010, pues fue mi primera como padre. Ella vino un poco antes de tiempo, pues fue prematura y con algunas complicaciones. Gracias a Dios hoy es una niña saludable y llena de alegría. La llegada de mis hijas María Aurora y Luciana María ha sido la oportunidad de revivir la ilusión de la Navidad, de iniciar tradiciones en mi familia, junto a mi esposa Aurora Ricart. Tradiciones que he disfrutado y aprendido junto a mis padres y abuelos para celebrar el Nacimiento de Jesucristo.

La Navidad para mí es familia, es la celebración de la llegada de nuestro Señor Jesucristo. Es un momento especial de agradecer las bendiciones que hemos recibido.

Es una época que sirve de reflexión, de ser solidarios con el prójimo y hacer un alto en la dinámica diaria para expresarles cariño y amor a los seres queridos, a los amigos y compañeros de trabajo”.

“La Navidad que nunca olvidaré fue la del 2001. Esta Navidad me la pasé con mi papá trabajando en el aeropuerto Las Américas. Estábamos literalmente manejando las operaciones de pasajeros y carga de Aeromar. Esta era la ocasión cuando la empresa tenía más operaciones. Teníamos vuelos desde Santo Domingo a Miami y a Nueva York.

Era impresionante ver lo feliz que se desmontaban los pasajeros que llegaban desde estas ciudades para reunirse con sus seres queridos. Para mí la Navidad ha significado mucho trabajo. Pero al mismo tiempo, es mucho trabajo gratificante. Como siempre he estado en aviación, esta es la época donde uno tiene que esforzarse un poco más para atender a los pasajeros que llegan en masa y al mismo tiempo llega la mercancía que suple todas las tiendas que les traerá alegría a miles de familias en esta época tan festiva”.

“Una de las Navidades más significativas que recuerdo fue aquella de 1994 que pasé trabajando junto al equipo de Luz y Fuerza de Las Terrenas, para que por primera vez la comunidad de Las Terrenas tuviera energía eléctrica. Debíamos estar listos para el Día de Reyes del año siguiente, y trabajamos día y noche para que finalmente ese día todos pudieran festejar a la luz de las lámparas del pueblo. Para mí, Navidad es tiempo de paz, amor y celebración por la venida al mundo de nuestro Señor Jesucristo, unión familiar y revisión de los logros de un año que se va y metas para un nuevo año”. 

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