Intríngulis políticos en enero de 1962

Pedro Rafael Ramón Rodríguez EchavarríaSiguiendo con las dos anteriores entregas de la Página Retro, de las renuncias en 1962, terminamos hoy con un verdadero intríngulis de situaciones que se presentaron.…

Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría
Siguiendo con las dos anteriores entregas de la Página Retro, de las renuncias en 1962, terminamos hoy con un verdadero intríngulis de situaciones que se presentaron. Recordemos que Rodríguez Echavarría en la foto de diciembre de 1961, dirigió el movimiento del 19 de noviembre de 1961 que propició la salida de los Trujillo del país. Por esta acción, fue designado por el presidente Joaquín Balaguer como Secretario de las Fuerzas Armadas, en noviembre de 1961. El 1 de enero de 1962, se instaló el Consejo de Estado, con Balaguer como presidente del mismo y de la República. El 16 de enero se produjo una manifestación en el Parque Independencia por proclamas de Unión Cívica para la salida de Balaguer de la Presidencia, lo que ocasionó que las Fuerzas Armadas intervinieran con el saldo de varias personas muertas. Ante la situación, Rodríguez Echavarría consideró oportuno la destitución del Consejo y la formación de una Junta Cívico-Militar. Según se dice, Santiago Rodríguez, quien había ocupado diferentes posiciones en el gobierno de Trujillo, hasta llegar a senador, tío de Rodríguez Echavarría, le indicó a su sobrino que la situación que se vivía en el país era similar a la de Trujillo en 1930, y que él, Rodríguez Echavarría, tenía todos los méritos para encargarse del poder. Esta versión no confirmada puede ser analizada a la luz de que Santiago Rodríguez fue una de las poquísimas personas que estuvo en Palacio al momento de la juramentación de la Junta, la cual tuvo el efímero período de tres días. Echavarría fue hecho prisionero y luego deportado. En abono a la tesis de que Echavarría se consideraba heredero del poder, puede citarse la frase que utilizó al momento de salir del país: “Miren cómo me han pagado todo lo que hice por la República”.

Joaquín Balaguer
La Junta Cívico-Militar tuvo a la cabeza de la misma a Huberto Bogaert, el cual fue llamado por Balaguer para que ocupara esa posición, con lo cual Balaguer cesaba como presidente de la República. Las explicaciones de Balaguer, en foto sin fecha, consistieron en indicar que todo el movimiento del 16 de enero tenía como único propósito su salida del Consejo y de la Presidencia de la República, y que dicho movimiento fue propiciado por los cívicos. Balaguer, por primera vez en 31 años, se veía fuera del poder y la explicación que se dio es que él había renunciado a su posición. Se refugió en la Nunciatura y salió del país como exiliado el 9 de marzo de 1962. En el momento de su salida, hizo llegar a El Caribe una carta, sin fecha, que se publicó el 10 de marzo, en la que dice “…en ningún momento he desertado ni he renunciado a mi investidura como Presidente de la República: he sido derrocado por dos golpes de Estado sucesivos: el de las Fuerzas Armadas que constituyeron la Junta Cívico-Militar y por el Consejo de Estado que yo mismo nombré y según creo para aplacar las impaciencias de la Unión Cívica.” Por varias entrevistas a Echavarría muchos años después de estos sucesos, parece que él nunca se dio cuenta de que había sido un instrumento de Balaguer…

Rafael Bonnelly
En el momento, esa carta de Balaguer a El Caribe no tuvo mayores consecuencias hasta 1978, con la crisis de las elecciones del 16 de mayo de ese año. Recordemos que el conteo de los votos fue suspendido por las Fuerzas Armadas a las 12 de la noche creándose un impasse de dos meses, al cabo de los cuales la Junta Central Electoral declaró como ganador al PRD, lo que significaba que Balaguer de nuevo estaría fuera de la primera magistratura y llegaba al término de sus doce años de gobierno. Al aceptar la derrota, el 14 de julio de 1978, Balaguer pronunció un discurso en el que nuevamente señaló a los cívicos como los responsables del golpe de Estado que se le dio en 1962, a lo que el licenciado Rafael Bonnelly, en foto de ese momento, que fue el presidente del Consejo y de la República a partir de la salida de Balaguer en dicho año, en 1978 le respondió a Balaguer indicando que era cierto que él no había renunciado y que efectivamente había sido depuesto por un golpe de Estado. En estas apreciaciones concordaron Balaguer y Bonnelly. Pero Bonnelly, quizás por primera vez, relató lo realmente sucedido con el golpe: indica que fue un autogolpe, lo cual puede pensarse como correcto porque Balaguer fue quien llamó a Bogaert para que se hiciera cargo de la Presidencia, y Balaguer le tomó el juramento a él y a los otros miembros de la Junta. El discurso de Balaguer de 1978, en que se desliga de la acción militar de la suspensión del conteo de los votos, y que acusa al PRD de haber ganado con fraude las elecciones de ese año, lo retrata como una vez dijo de él Emilio Rodríguez Demorizi: “Genio de la simulación de América Latina”, y en el cual habló de la “intríngulis” política propiciada por los cívicos, con lo cual se refirió a supuestas intenciones solapadas y ocultas. Ese discurso y la aclaración de Bonnelly produjeron una polémica entre ambos que es digna de revisarse. Polémica sumamente interesante, porque se enfrentaron dos plumas, una de las cuales fue sindicada como de olor a sacristía, escribidores testigos de primera mano de sucesos políticos que determinaron parte del devenir dominicano a partir de enero de 1962.

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