El compromiso de la Fundación Fe y Alegría es proporcionar a niños, niñas, jóvenes y comunidades de medios excluidos una educación de calidad basada en valores morales y religiosos. Además, conocimientos académicos y preparación para la vida, según nos explica el padre Jesús Zaglul, quien tiene la responsabilidad de dirigir la institución. “La propuesta de Fe y Alegría es la transformación de la sociedad, provocando cambios desde la relación escuela-comunidad”, manifestó el padre Zaglul. Indicó que la entidad convoca diversas fuentes de apoyo, como son asociaciones populares, miembros de iglesias y congregaciones religiosas, empresarios, agencias de cooperación nacionales e internacionales y gobiernos. “Todos cooperan en la medida de sus posibilidades”.
¿Cómo y cuándo surge la fundación? Háblenos de su misión, visión…
Fe y Alegría es un movimiento de educación popular, nacido en 1952, en Caracas, Venezuela a iniciativa del padre José María Velaz de la Compañía de Jesús. En República Dominicana se estableció el 8 de diciembre de 1990, aprobada por decreto del Poder Ejecutivo número 505-90 amparada por la Ley 520 de fecha 26 de julio de 1920, y luego modificada por la Ley 122-05 del 3 de mayo del 2005. Se entiende su misión como un Movimiento Internacional de Educación Popular Integral y Promoción Social, basado en los valores cristianos de justicia, libertad, participación, fraternidad, respeto a la diversidad y solidaridad, dirigido a la población empobrecida y excluida, para contribuir a la transformación de las sociedades.
¿Cuáles son los programas que ejecuta la fundación?
El Plan Estratégico de la República Dominicana se compone de varios objetivos, como fortalecer las capacidades de gestión, la institucionalidad jurídica, los sistemas administrativos y contables de sus centros escolares para una mejor ejecución de los proyectos y la toma de decisiones de Fe y Alegría Dominicana. Buscar mejorar la calidad de la educación popular integral y promoción social de Fe y Alegría, atendiendo las dimensiones fundamentales del quehacer de los centros educativos y su relación con las comunidades. Pretendemos incidir en políticas públicas para promover que la educación de calidad sea un derecho de toda la población; fortalecer nuestra imagen pública, apoyando su sostenibilidad social y económica vinculada a las instituciones estatales y sociales.
¿Qué cantidad de niños atiende en la actualidad la fundación?
En la actualidad hay 33,000 alumnos en 45 centros educativos.
¿Cuál fue su experiencia de haber participado en el Árbol de la Esperanza?
Fue una experiencia muy significativa para todos nosotros. La idea de un árbol donde todos y todas se puedan sentir parte de un proyecto de amor es la mayor esperanza que podemos sembrar. Más allá de la cantidad de donaciones está la experiencia de las personas, de la capacidad de donación que hay en cada una y de su responsabilidad de poner una flor para una causa común, vista como una gracia más que como un compromiso. Es justamente el dejar encender lo mejor que hay en nosotros mismos, la capacidad de dar y de darnos, de pensar en el otro. Ese es el regalo más grande e importante: el despertar la generosidad que nos constituye como seres humanos y ver cómo eso puede llenar de flores nuestro mundo.
El poder compartir con otras instituciones como la Fundación Amigos contra el Cáncer Infantil y la Asociación Dominicana de Rehabilitación nos ayudó, también a pensar de una manera colaborativa, a procurar que la gente pensara en la institución que tuviera mayor necesidad. Aunque el deseo de la mayoría era colaborar con todas. Por otra parte, el ver que el ser generosos no tiene que ver con posición social o económica. Al contrario, las personas, niños y niños más humildes se acercaban más y hacían acercar a sus papás y mamás para comprar su flor. Esto en particular lo vivimos desde nuestros centros educativos en Santo Domingo, en particular del Centro José María Vélez, de Los Mameyes, y desde otros centros como el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, el Colegio Apostolado y Colegio Loyola de Santo Domingo. Por eso promovimos el que el Árbol se multiplicara en todos estos centros, algunos de los cuales se hacía difícil el acceso por estar en otras ciudades o dificultad de movilizar toda la población estudiantil.
¿Qué proyectos pudo desarrollar la entidad con los fondos recaudados?
Pudimos extender uno de nuestros proyectos más significativos, también que es el de la formación musical a niños y niñas de 12 de los 45 centros de educación pública que gestionamos. Gracias a ese aporte, 150 niños y niñas más pudieron beneficiarse de esa formación, que es también un trabajo de construcción de paz y armonía, ayudando a descubrir los valores que tienen, los valores que cada uno de ellos y ellas representan y a trabajar por la paz y la armonía en sus ambientes educativos y familiares. Calculando que cada familia de los barrios populares tiene al menos cuatro miembros, unas 600 personas fueron directamente impactadas, pero también el sentido que el aprendizaje de la música y el participar en la Joven Filarmónica Fe y Alegría da a todos los niños y niñas, adolescentes y jóvenes donde ésta se presenta.
Hay que ver las caras de sus compañeros o de los estudiantes de los centros del interior e incluso de otros centros educativos al ver a niños y jóvenes de su mismo medio tocando con destreza y armonía, el violín, la flauta, el saxo, el clarinete, el contrabajo, en una armonía que recoge al mismo tiempo la música clásica, moderna y lo mejor de nuestra música folklórica popular.
Es algo que alegra el corazón y despierta también el deseo de un día poder ser parte de esta misma melodía. Música y flores que siembran un mundo nuevo. l
Agradecimiento
La fundación tiene desde su fundación, un acuerdo con el Ministerio de Educación, que se encarga del pago del personal docente y administrativo”.
Proyecto
Desarrollar la capacidad de las personas, construyendo sociedades, donde las estructuras estén al servicio del ser humano y la transformación de las situaciones que generan la inequidad, la pobreza y la exclusión”.
