Gobierno olvidó la producción arrocera criolla

A pesar de que República Dominicana es un consumidor neto de arroz y de que “con el estómago de la gente no se juega”, como reza el refrán público, el Gobierno ha dejado atrás y se ha desentendido de la política de fomento, investigación…

A pesar de que República Dominicana es un consumidor neto de arroz y de que “con el estómago de la gente no se juega”, como reza el refrán público, el Gobierno ha dejado atrás y se ha desentendido de la política de fomento, investigación y desarrollo de ese rubro, advirtió ayer la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro).

El asunto es más serio de lo que parece, porque aunque en Bonao hay un departamento que debiera trabajar y ocuparse del tema, de manera concreta solo tiene personas cobrando y no trabajando, asegura el presidente de la Federación Nacional de Productores de Arroz (Fenarroz), César Espaillat, cuando aborda el tema como parte de la entrevista concerniente al Almuerzo Semanal de Multimedios del Caribe.

Fenarroz es una de las instituciones que forman parte de Confenagro y como tal estuvo representada en el encuentro de ayer, que encabezó (por parte de los visitantes) Eric Rivero, presidente; Hecmilio Galván, director ejecutivo de Confenagro, así como Isidoro de la Rosa, dirigente y productor de larga data de cacao. En los últimos años el Departamento de Fomento Arrocero (adscrito al Ministerio de Agricultura) ha estado inactivo, asegura Espaillat, y apenas el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf) ha asumido funciones de desarrollar algunas variedades de arroz, que en resumidas cuentas han “muerto en el camino”.

Esas variedades, según dijo el miembro de Confenagro, son Idiaf 1, Idiaf 2 e Idiaf 3. “Ellas solo salieron con el nombre y no caminaron”, indicó. De acuerdo a la experiencia del dirigente arrocero, la semilla debe reunir tres condiciones fundamentales para ser exitosas: que le rinda al productor, que le rinda al molinero en sus procesos y que al consumidor le guste. Con una de esas partes que no cumpla la variedad entonces llega el fracaso. “Las desarrolladas por el Idiaf no consiguieron eso”, dijo César Espaillat

En el pasado, “Fomento Arrocero” estaba a la cabeza del desarrollo de nuevos tipos de arroz y “cogió fama en eso”. Muchos años después se recuerda que esa dependencia creó a Juma 57, Juma 58, y Juma 67. En el cultivo del citado cereal, el aspecto fundamental es la semilla, y en esa parte República Dominicana ha estado en picada. Por eso, el sector arrocero advierte que si no se aprueba la Ley de Semillas se corre el riesgo de afectar la seguridad alimentaria, en caso de no contar con material de alta calidad para multiplicarlo.

Mejor que sean de aquí

Antes, el 80% de las semillas certificadas de arroz que se usaban en el país se producían internamente y es importante que el mayor porcentaje siempre sea de aquí. En el caso dominicano, el volumen que se requiere es grande. Los números que maneja indican que la demanda alcanza los 35 millones y 40 millones de libras de semillas. “Importarla sería cuesta arriba. Y a eso hay que agregar que las cosas se han revertido, porque ahora tenemos apenas el 20 por ciento de la semilla certificada y el otro 80% que hay es bronca, como le llamamos en el campo”, dice Espaillat. Cuando ocurre eso que plantea, se origina un proceso de degeneración muy rápido de las variedades. “Las compañías que producen las semillas son las que desarrollan las variedades. Si el comercio se les muere caemos en un círculo preocupante”, advierte el dirigente arrocero.

No todo lo que se dijo sobre arroz ayer fue negativo. El propio César Espaillat recordó que el ministro de Agricultura, Ángel Estévez, contrató hace un tiempo a un buen fitomejorador de arroz, que es dominicano pero estuvo trabajando en EE.UU. Y agregó que el fitomejorador trabaja para volver a lo que eran antes las semillas certificadas.

Por casi una década el país ha sido autosuficiente en la producción de arroz, importando solo las cuotas establecidas dentro del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta) y los precios para el consumidor han mantenido cierta estabilidad.

En el país hay un millón 250 mil tareas cultivadas de arroz, son áreas que han estado más o menos estáticas por diez años, aunque han salido algunos productores de zonas que requieren riego con bombeo, lo que implica uso de combustibles. Para evitar regular la producción las autoridades y los productores establecieron calendarios de siembra y eso se ha respetado. En la parte lechera, según los datos que maneja Eric Rivero, lo más importante que ha pasado en los últimos diez años ha sido la creación del Consejo Nacional para la Reglamentación y Fomento de la Industria Lechera (Conaleche), a través de la Ley 180-01, del 10 de noviembre del 2001. Conaleche es la institución oficial encargada de velar por el crecimiento y desarrollo del sector lechero de nuestro país. Se dedica a la elaboración y ejecución de una política lechera que promueva la autosuficiencia y mejore los niveles de productividad y competitividad del sector.

“Esa creación ha traído como consecuencia, que a pesar de haber tenido momentos difíciles en estos diez años, de competencia desleal y engaños a través de etiquetas, podamos mostrar avances por lo menos en la parte social”.
Aseguró que a nivel nacional hay unos 60 centros de acopio de leche, donde miles de hombres gozan de la democratización de la venta de leche a nivel de los “chiquitos” con acceso a mercados. El sector leche tiene unos 58 mil productores a nivel nacional. La mayoría de ellos son pequeños, porque cerca del 90% posee menos de 15 cabezas de ganado.

Los centros de acopio han creado una cultura asociativa y de producción con calidad. En República Dominicana unas 60 comunidades tienen en las asociaciones de ganaderos su principal fuente económica, porque pueden vender la leche al precio que lo hace un gran productor dominicano. La mayor parte de los centros de acopio los tiene la Línea Noroeste, le sigue el Sur y el Este aunque está más rezagado tiene también gran importancia en la economía ganadera.

En los últimos diez años el sector avícola, que envuelve pollo y huevo se ha convertido en un poderoso sector de la agropecuaria nacional que ha alcanzado una capacidad instalada que duplica el consumo nacional con el uso de moderna tecnología, equiparable a cualquier país del mundo. “El acceso a la proteína de la carne de pollo y de huevo está garantizada, producida en el país, con mano de obra dominicana, con valor agregado y con potencialidades para poder generar divisas vía la exportación, aunque eso no se ha logrado”, apuntó Rivero.

El consumo per cápita de leche en el país es de unos 84 litros y queda por debajo de los 120 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud. En República Dominicana se produce cerca del 70% de los lácteos que se consumen. Se importa más o menos el 30%. La capacidad instalada es suficiente para suplir el 100% según Rivero.

El presidente de Confenagro asegura que para hablar de producir, se necesita que se resuelva un conjunto de puntos, que en el país no están del todo resueltos. “Hay que ampliar la cultura de producir leche de calidad, y que se resuelva el tema del etiquetado.

Eric Rivero sostiene que el sector agropecuario fue, es y debe ser la colunma vertebral no solo económica, sino de la parte social de República Dominicana. “Prácticamente el país completo es agropecuario, con excepción de algunos municipios que no tienen la agropecuaria como actividad principal. Las instituciones privadas del sector agropecuario tenemos el compromiso de lograr que el país se desarrolle y de crear empleos”, expuso Rivero.

Galván cita acuacultura, café y cría de ovicaprinos

El director ejecutivo de Confenagro le dijo al director de elCaribe, Osvaldo Santana (quien dirigió la entrevista) que en invernaderos ha habido grandes avances en el país, con exportaciones que rondan los US$100 millones y lo propio ha ocurrido con vegetales orientales, que aunque se producen a cielo abierto, han avanzado bastante. “En el tema del mango, especialmente de Baní que es una tradición, se está avanzando. En el tema del aguacate de San Cristóbal y en piña”, comentó Hecmilio Galván, en el escenario donde también estuvieron presentes los periodistas Héctor Marte, jefe de Redaccion de Apertura de elCaribe; Héctor Linares, editor de la sección Dinero, Sandra Guzmán, coordinadora de elCaribe digital, y el periodista Ramón Colombo que acompañó a los directivos de Confenagro.

Galván lamentó que la producción de café haya caído a menos de 30% de lo que se producía antes y a menos del 10% de lo que se exportaba. Atribuyó el fenómeno a la vejez de las plantaciones y a la decapitalización del sector.

El rendimiento por cada hectárea es de 400 kilos

De acuerdo a la evaluación de Isidoro de la Rosa, representante de los cacaocultores, en diez años el país ha progresado en ese renglón, tomando en cuenta que en 1998 el huracán Georges acabó con el 90% de las plantaciones del Este y el Cibao. De una producción récord en 1998, cayó un 66% al año siguiente. De 69 mil toneladas que se exportaban, la cifra se situó a 22 mil. Las perspectivas son buenas. De la Rosa dice que en 2014 el país está alcanzando los números que logró en el 98. Eso está ocurriendo aunque no hay una política clara desde el Estado, asegura.

“Eso fue posible, aparte de que hubo intervención de uno que otro productor con uso de tecnología y prácticas culturales adecuadas, gracias al hecho de que el país desarrolló el mercado europeo. El cacao dominicano se exportaba solo a EE.UU. Incluso, la fama que tenía era de cacao basura”, apuntó De la Rosa, en referencia al denominado “Cacao Sánchez”. Luego entró el Hispaniola y se dieron mejoras en los procesos de poscosecha. Con buena tecnología se podrían obtener 3,000 kilos por hectárea, calcula el dirigente.

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