Querido Diario:

Siempre me he caracterizado por tener diferentes grupos de amigos y trato de darle calor a todos. Hay uno de esos grupos, llamado ‘chulichat’ (algún día escribiré de el), que en distintas ocasiones ha resaltado mi capacidad de ser muy polite.&#8230

Querido diario:

Digo por fin, porque cuando comienzas algo, lo haces pensando en el final. No porque fuese una tortura. Debo confesarte querido diario que mis doctoras, Vanessa y Sylvia, hicieron ese camino fácil. ¡Y aquí vienen las…

Querido diario:

Formó parte de mi vida por toda mi adolescencia. Llegaba al club después del colegio, y pasaban volando las horas de la cantidad de actividades que hacía. Entre ellas el tenis, fija de 3:30 a 5:00 en clases con Yesel…

Querido diario:

He escuchado en diferentes conversaciones la oración: “cuando tengas hijos, sabrás”.…

Querido diario:

Tiene mucha lógica. Piensa querido diario. Si decido dejar ir, perdonar, entender, eso genera paz, tranquilidad y te convierte en una fuente…

Querido Diario,

Cuando estamos pequeños no queremos que nazca otro niño, porque los afectos se dividan y, por ende, todo cambia. O si nos inscriben en…

Querido Diario

Para empezar, no estamos solos en este universo. Igual sé que tenemos la responsabilidad de encontrar la plenitud en nuestro mundo. Pero no…

Querido diario..

Hay tantos que han formado parte de nuestro mundo. Sólo tengo que hacer la lista de «mejores amigos» desde el preescolar para darme cuenta de…

Querido diario…

Recorro mis cortos años y descubro tantos momentos en donde me llené de dolor o ansiedad por episodios que sentía acabarían…

Querido diario:

Ahora ver escrita esa afirmación me atemoriza un poco. No sé cual en mayor proporción, si la idea de estar casada, o de tener…

Siempre me he caracterizado por tener diferentes grupos de amigos y trato de darle calor a todos. Hay uno de esos grupos, llamado ‘chulichat’ (algún día escribiré de el), que en distintas ocasiones ha resaltado mi capacidad de ser muy polite. Obvio, que varios me lo han dicho con un tono que me hace pensar que no lo ven como un atributo.

Yo soy de las personas que me analizo, cada vez que hacen cualquier comentario. (Mi novio dice “que pienso demasiado, que por eso me duele tanto la cabeza”). Y hoy le tocó a esa cualidad/defecto. Porque no quiero concluir en qué es, hasta que haga esa interiorización. ¡Vamos arriba!

Siento que vivimos en un mundo cargado de energías negativas. Cuando escucho hablar a quienes me rodean, sobre una persona o cosa, en la mayoria de los casos lo hacen resaltando sus defectos, o como lo llamo en mi clase de oratoria, oportunidades de mejora. Claro, no me voy a salir del clan, yo también lo hago.

Pero, aunque me he dejado llevar de la corriente en repetidas ocasiones, he llegado a la conclusión de que es más fácil decir lo incorrecto, que señalar lo bueno. En momentos, creo que lo hacemos porque si nos enfocamos en los defectos de los demás, nuestra vida no nos parecerá tan ‘caida’. O peor aún, porque deseamos en el fondo de nuestro corazón, ser o tener lo que posee ese alguien en cuestión. Entiendo no es el caso de mis amigos.

Entonces… vamos centralizando. ¿Qué tiene que ver esto con ser polite? Muy sencillo, cuando viene el momento de hacer críticas sobre cualquier tema, busco la manera de hacerlo con un enfoque positivo, porque lo negativo estará ahí. Eso no quiere decir que ignore lo mal hecho, para nada, lo que pasa es que me concentro en expresar mi punto tratando de ser comprensiva y empática. Por lo menos eso trato. Y en ocasiones me ha costado, pero busco la manera de mantener mi pensar de que actuando polite, construyo más. Estamos acostumbrados a la dureza.

Una vez Roxana, mi sicóloga de cabecera, me dijo que, “¿Para qué voy a ser dura contigo, si ya eres lo suficientemente estricta contigo misma?”, mientras me quejaba de que no me hablaba con rudeza, ahí fue que vi todo con más claridad.

Por todo eso soy polite, quiero creer que debemos ser capaces de ver ambos lados de la moneda. Aunque dejemos saber honestamente lo que pensamos, por alguna razón, no me siento en la posición de juzgar. Quiero ser la nota suave del momento. Porque las notas fuertes, sobran.   

Instagram/Twitter: @lorennapierre

Posted in Sin categoría

Digo por fin, porque cuando comienzas algo, lo haces pensando en el final. No porque fuese una tortura. Debo confesarte querido diario que mis doctoras, Vanessa y Sylvia, hicieron ese camino fácil. ¡Y aquí vienen las aplicaciones para la vida!, como lo hice cuando escribí de aceptar el reto de ‘dientes perfectos’, en tus primeras páginas.

Primero; el miedo. Es inevitable temer a sentirse lastimado por no obtener la respuesta que esperamos. Yo pensaba: “¿y si vuelve a pasarme lo mismo de que, al momento de retirarme los aparatos, un diente decide moverse nuevamente?”. Cambios; algo inevitable. Luchamos constantemente porque esos fantasmas no nos detengan. Pasé esa prueba, al entrar donde mi dentista.

Cuando entré, le pregunto a Vanessa: “¿Puedo emocionarme?”. Y ella ahí me contesta: “¡Claro! Hoy retiramos los aparatos”. Se transformó mi cara en un dos por tres. Ahí me permití vivir el momento. Saqué mi cámara y comencé a fotografiar todo el proceso. En ese instante comprendí que debemos darnos el permiso de disfrutar cada paso que damos. No se repiten. Hoy, por más que queramos, se convertirá en ayer.

Mientras subía las fotos a las redes sociales, entendí la necesidad que tenemos de compartir nuestros logros. ¿De qué sirve llegar a la meta, si no puedes celebrarlo con nadie? Debemos destinar las energías en construir las relaciones que se quedarán hasta el último respiro. Con ellos viviremos y compartiremos nuestros logros y fracasos. Sin esas personas, nuestra vida no tendría el mismo sentido.

¡Ya! Me quitaron los braces, y tocaba mirar al espejo. ¡Qué bien se sintió ver mis dientes sin nada! Experimenté doble satisfacción: la de sonreír sin miedo a que mi amigo ‘el perejil’ haya decidido quedarse conmigo, y la de lograr algo que me propuse. ¡Llegué al final! Con la ayuda de Dios, conquisté lo que habia abrazado hacia varios años ¡el tener una sonrisa como la de los anuncios!

Por ultimo, mis doctoras. No me imagino vivir esta aventura con otras odontólogas. Comprendí la importancia de contar con quienes empujan tus sueños y hacen el camino más ameno. No es sólo cuestión de conocimiento. Lo que las hace especiales es la energía positiva y el cuidado hacia quienes confían en ellas. Como los amigos.

¿Qué te puedo decir querido diario? Soy feliz porque cerré un capítulo pendiente, y porque aprendí que no se puede tener miedo a los cambios, ni a vivir el presente. Y que debes hacerlo con aquellos que sacan lo mejor de ti.  

Twitter: @lorennapierre

Posted in Sin categoría

Formó parte de mi vida por toda mi adolescencia. Llegaba al club después del colegio, y pasaban volando las horas de la cantidad de actividades que hacía. Entre ellas el tenis, fija de 3:30 a 5:00 en clases con Yesel o Ramírez.

El asunto es que he vuelto a retomar este deporte. Es una descarga de adrenalina, quemas calorías y te sientes joven; todo al mismo tiempo. Es como la bicicleta, sin importar los años que pasen, no se olvida (ahí hago un paréntesis para decir que casi me mato en una bici cuando la monté después de vieja. Soy la excepción parece).

Ya me ha pasado lo que acostumbra: me lastimé el brazo por estar privando en Pete Sampras, bateé una pelota a lo Sammy Sosa y le di en el mismo centro de la cabeza a un bolerito.

Pero eso no era lo que quería contarte querido diario. Hoy mi partner prefirió bolear con otro jugador. ¿Tú puedes creer eso? Cosas que pasan. Y mientras veía como lograban lo que no he podido (por algo me abandonó. Definitivamente, me faltan horas de boleo y darle a más boleritos), caí en que somos remplazables.

Como las raquetas; si una se rompe, se compra otra. Aunque la diferencia es que los seres humanos no somos como las raquetas, cada uno es especialmente distinto. Pueden sustituirnos, pero jamás será igual. Quizás peor, quizás mejor… Ahora, siempre una nueva experiencia.

La conclusión de esta noche sería: que debo ponerme las pilas en el tenis, y que pase lo que pase, aunque haya un remplazo, no será lo mismo, pues somos únicos. Únicos e irrepetibles.

Twitter: @lorennapierre 

Posted in Sin categoría

He escuchado en diferentes conversaciones la oración: cuando tengas hijos, sabrás. Respiro profundo cada vez que oigo esa frase, porque entiendo que no tienes que ser madre para saber diferenciar entre lo correcto o incorrecto a la hora de criar tus hijos.

Imagino que hay pensamientos que variarán en el camino. Pero también pienso que hay comportamientos que he visto en mis padres que me pueden guiar en el proceso de ser la mejor madre posible. Y para identificarlos, puedo hacerlo desde la óptica de hija.

Cómo olvidarlo… Recuerdo a mi madre embarazada de mi hermano, pendiente a cada paso que daba. Entendía que tener una criaturita en su vientre exigía que se cuidara el doble. Dicen que desde la concepción se hace un lazo especial, cargado de atención y afecto.

Es ella, y mi padre, mis grandes ejemplos. Por ellos comprendí que ser buenos progenitores es entender que cada uno tiene su rol en el desarrollo de los hijos. Que ser buenos padres es enseñar la importancia de los límites en la vida. Es inculcar el sentido de la autoridad, pero sin llevarlos a pensar que miedo y respeto hacia las personas es lo mismo, y que lo que debe asustarlos es la consecuencia de sus actos

Que hay que estar pendiente de ellos; desde estar en pie para dejarlos listos para el colegio, llevarlos o buscarlos (y si puedo ambas, mejor), conocer el desempeño en las clases, asistirlos en sus tareas (me serviría para estar actualizada, de paso), decirles buenas noches; hasta ser su guía y ejemplo a través de mis acciones. Conocer sus amigos para saber quienes influyen en sus decisiones. Y claro, ser fuente de amor y comprensión, pero que esto no me lleve a abandonar mi rol.

Ellos me enseñaron que la prioridad de los padres debe ser siempre su familia. Y que el amor hacia el núcleo debe superar nuestro egoísmo o amor propio. Fácil no es, pero sí posible. Veo a mis progenitores y lo confirmo.

¿Qué tratarán de manipularme, poniendo mis conocimientos a prueba? Seguro que sí. Tendré que ser fuerte. ¿Qué será mi teléfono el que sientan deben llamar cuando necesiten una mano? Disponible para ellos 24/7. Porque los hijos son una responsabilidad que se debe asumir, más allá de lindas fotos. Eso lo sé siendo hija. Algún día lo reconfirmaré como madre.

Twitter: @lorennapierre 

Posted in Sin categoría

Tiene mucha lógica. Piensa querido diario. Si decido dejar ir, perdonar, entender, eso genera paz, tranquilidad y te convierte en una fuente de pensamientos generosos.

En cambio, si decido guardar rencor por una persona, eso me lleva a experimentar incomodidad, falta de paz, en ocasiones aislamiento, y puede llegar hasta envidia, celos y mas rencor. Hay en diferentes cantidades y tamaños. Pero lo cierto es que lo bueno se sentirá bien, no solo a corto plazo, a largo plazo es todavía más placentero.

Solemos esperar que sean los demás quienes inspiren a que eso ocurra. En la vida real, existen aquellos que llegan a tu vida para enseñarte a como ser. Y hay otras que pasan por ella para enseñarte a como no ser. Aquellos que ponen a prueba la misericordia y humildad de tu corazón.

Es ahí donde te toca decidir. Yo elijo ser una fuente de emociones positivas y trabajo para mantenerlo. Decido pensar que el Señor pone en mi camino todas las cosas que trabajan para mi crecimiento. Que soy su molde y las circunstancias son tijeras para mi carácter. Que nada es casualidad. Todo es una causalidad, o como diría mi amigo David, una Diosidencia.

Y hago todo esto, no para ser reconocido por los demás. No. Lo hago porque es mi responsabilidad. Mi vida es mi responsabilidad. Lo que siento es mi responsabilidad. Lo que hago es mi responsabilidad. Yo soy responsable de mi y mis acciones. Yo soy responsable de mi y mis reacciones. Y estas reacciones serán reflejo de lo que hay dentro de mí.

Cuando me encuentre en esa encrucijada, sabiendo todo esto, espero escoger la mejor opción.

Twitter: @lorennapierre

Posted in Sin categoría

Cuando estamos pequeños no queremos que nazca otro niño, porque los afectos se dividan y, por ende, todo cambia. O si nos inscriben en un nuevo colegio nos resistimos porque eso conlleva un nuevo entorno. Y peor cuando es obligación, como ocurre en los trabajos. Ahí sacamos los colmillos, sin hacer antes ni el más diminuto análisis.

Hasta cuando una amiga se va, o una relación se rompe, nos resistimos a dejar ir a esa persona. Y en el momento en que decidimos iniciar otra relación, entonces nos quedamos en el punto de comparación continua. No queremos que sea diferente. El punto es que estamos siempre peleando con el cambio. Es como si quisiéramos quedarnos en el mismo lugar. Pero eso no es posible.

Yo era una de esas personas que se resistía. Lo confirmé hace unos días, mientras tenía una conversación con mi amiga Tiziana. Yo era una de ese grupo que no quería que nada fuese distinto. Pero lo es, y no puedo hacer nada para que pare. Las circunstancias varían, las personas evolucionan o involucionan. Todo se mueve. Todo.

Hoy, luego de muchos días de reflexión, quiero darle la bienvenida al cambio. Hoy le digo hola con una sonrisa de oreja a oreja. Hoy quiero tener Fe de que todo aquello que transmuta en nuestras vidas, lo hace el universo para formarnos como mejores seres humanos. Desde hoy lo veo como una conspiración para que estemos más cerca de la plenitud.

Hoy pienso que las transformaciones son positivas -aunque hay quienes van para atrás como el cangrejo, pero ese es otro tema-, si se toman con la actitud correcta. Deseo estar lista para enfrentarlo. Mantendré en mi mente que, cambiar no significa que tenga otra esencia. Sigo siendo yo. Solo que he aprendido de la vida y sus moralejas. Solo que ya no tengo la reacción de una niña de cinco años al molestarme. O al recibir un golpe soy más fuerte. O que, cuando algo me hiere, soy más consciente. O tan simple como que ya no me toman tanto de tonta con P.

Y espero querido diario, que la gente a mí alrededor me ayude a disfrutar de las transformaciones, y me sigan queriendo por quién soy. Porque, el ahora ser más pausada, el vivir mi vida, el quererme y demostrarlo, son aspectos de mi. Pero sigo siendo yo, Lorenna Pierre. Y lo seguiré siendo…

Posted in Sin categoría

Para empezar, no estamos solos en este universo. Igual sé que tenemos la responsabilidad de encontrar la plenitud en nuestro mundo. Pero no es menos cierto que ¡hay líneas en ese encuentro! Dime tú… En busca de mi felicidad, aunque tenga que traicionar a un ser querido. Me parece muy poco humano; siento que es un pensamiento muy egoísta.

Y peor son aquellos que se justifican en el proceso. Joven, usted está dañando a otro ser humano. ¿Es que el corazón de ese otro no cuenta? ¿Es que su dolor no importa? No lo ponga bonito, ha fallado. ¿Por qué, si es posible evitar herir sus sentimientos profundamente, escogemos el camino de lo mal hecho para conquistar la «plenitud»? (la pongo entre comillas porque aquel que lo hace, pienso jamás será pleno).

Con esto no digo que voy a vivir mi vida para hacer a los demás seres completos. Jamás. Es que analicemos, al actuar, las consecuencias de nuestros actos. Que andemos por el camino de la verdad y la compasión. Que meditemos, que nos pongamos en el lugar del otro. Solo me gustaría que fuésemos capaces de ver más allá de solo nuestros intereses.

Es imposible no lastimar nunca a quienes apreciamos en algún instante de tu existencia. No me ciego. Lo que sí es posible es elegir entre lastimarlo o traicionarlo.

Aquí termino con una anécdota, mi querido diario. Hace unos años me llamaron de Uepa radio (esa Aura Rosa y sus preguntas conceptuales…) para preguntarme: «¿Cuál súper poder quisiera tener?»; a lo que yo respondí: El poder corazón. Sonó cursi. Lo increíble es que le encontré el sentido perfecto a este poder. Y decidí convertirlo en mi estilo de vida. Intento dar a los demás lo mejor de mí. Ser una fuente de energía y buenos sentimientos, aún cuando esa persona no se lo merece (#confieso complica, pero se puede).

Decidí que iba a tener el poder de ver lo bueno en los demás, y así, mi corazón terminará inclinándose por el bien. Y sigo tratando. Y seguiré tratando…

Posted in Sin categoría

Hay tantos que han formado parte de nuestro mundo. Sólo tengo que hacer la lista de «mejores amigos» desde el preescolar para darme cuenta de que sí. Aunque me llena de orgullo poder escribir que mantengo amigos de esa época todavía, muchos han pasado al olvido. Algunos de manera forzosa, otros de manera natural. Y permanecen también aquellos que me convocan como genio en una lámpara, únicamente para favores. Sin embargo todos, sin excepción, dejaron su huella.

Creo que al final me quedé sólo con lo bueno. Depuré mi pequeño universo; y lo sigo haciendo todos los días. Hoy mantengo en mi espacio aquellos que me valoran. Porque si algo he aprendido es que «no puedo tratar como prioridad a quien me pone como opción», como afirma mi amiga Massielle. Esa lección, #confieso está en mi top 5 de las más importantes y difíciles.

En momentos me han dicho que no soy buena, que en realidad soy tonta (por no decir pendeja). Me llegué a cuestionar, a preguntarme si era cierto en varias ocasiones. Ya no. Ya encontré mi respuesta. No soy ninguna. Soy tolerante. Porque al final del camino, nadie es perfecto. No todo el mundo merece mi amor, pero sí una sonrisa.

¿Tonta yo querido diario? Simplemente depuro y me quedo con lo bueno. Perdono y me quedo con los recuerdos. Olvido y pongo en lista de conocidos a quienes se ganan ese lugar. Me esfuerzo por quienes lo merecen.

Entonces vuelvo y me pregunto: ¿Es posible depurar el mal? Creo que, escribiendo en tus páginas, encontré mi respuesta: No lo es en los otros, pero sí en mí. No controlo lo que los demás me hacen, pero sí manejo lo que hago. Sí puedo transformar la materia gris que hay en mi corazón y en mi mente. Es una decisión ser más y mejor. Como digo constantemente a los míos: Que quede mal del otro, no de ti.

Posted in Sin categoría

Recorro mis cortos años y descubro tantos momentos en donde me llené de dolor o ansiedad por episodios que sentía acabarían con mi humilde vida (uno se pone tan trágico en esos momentos, que ni Thalia en Marimar). Uno de ellos fue cuando conseguí mi primer desfile como modelo y mi papá me dijo que “no iba para parte”. En ese instante mi mundo se cayó. Te #confieso (ya sabes, mi hashtag favorito) que no le hablé por varios días. Sin embargo, aceptar ese trabajo me iba a cerrar puertas que, por obedecer a mi padre, consiguieron abrirse.

Y como olvidar, entre mis piezas claves de lección de timing, a mi primer amor tortuoso. Ese muchacho me provocó casi un derrame cerebral de tantos dolores de cabeza. Lo fuerte de todo es que ni siquiera llegó a ser mi pareja (gracias a Dios ese chucho le tocó a otra). Me hizo sentir muchas emociones (como querer tirar a alguien de un segundo piso), pero en el tiempo justo desapareció de mi vida. Ahí otra oportunidad para comprobar que todo pasa por una razón.

Creo que la muestra más grande fue cuando me otorgaron mi beca para irme a cursar un Máster en comunicación en Valencia. Antes de irme tenía cuatro trabajos simultáneamente y mucho que descubrir sobre mí. Necesitaba un descanso. Fue un período lleno de retos, pues estaba sola en un país muy distinto al mío, lejos de mis seres queridos. Algo muy complicado.

Pero gracias a ese año en España, hoy soy una comunicadora más preparada. Gracias a ese viaje, conocí muchas culturas y conseguí personas invaluables que hoy siguen conmigo. Gracias a ese viaje, me di cuenta de mi capacidad de crear, la tesis fue mi prueba. Gracias a ese viaje, descubrí quien era realmente y que quería en mi vida para estar más cerca de la plenitud (como por ejemplo, que sin una buena pechuga de pollo a la plancha muero). Esta experiencia ha sido invaluable para mí.

Y si sigo pensando, llegaran más razones por las cuales me ayudan a creer firmemente que todo pasa por una razón. Quien soy antes, durante y después de cada episodio es fruto de cada melancolía, de cada frustración o de cada rabia. Quizás si fuésemos más objetivos podríamos ver la luz al final del túnel antes de lo esperado. Puede que sea humanamente imposible.

 

 

 

Solo espero que cuando Dios me ponga en una situación que pruebe mi fortaleza, llegue a mi mente la esencia de estas páginas, (y una de mis pensamientos favoritos): todo pasa por una razón y siempre es la mejor.

Posted in Sin categoría

Ahora ver escrita esa afirmación me atemoriza un poco. No sé cual en mayor proporción, si la idea de estar casada, o de tener 26 años y no haber sido capaz de conquistar ese gran sueño (en otras palabras, esa guagua siguió ‘de largo’ a mis 25).

Lo cierto es que, gracias a todas las mujeres que han pasado por mi vida, hoy pienso distinto a esa niña que quería estar casada a los 25. Me he topado con diferentes versiones de la vida ideal en pareja. Incluso llegué a conocer a una chica que siempre decía que estaba hecha para vivir el resto de su existencia sin una alma gemela.

Buscando rápido en mi archivo mental encuentro en una de las gavetas a una amiga española que tenía 30 años y nada de prisa por casarse. Conocí a otra chica que ya pasó la supuesta edad límite y mantiene su convicción y su fe en la unión libre. También hablé una vez con una joven que parecía desesperada por caminar hacia el altar. Me dio la impresión (o mejor dicho, tenía una cara de desesperada) de que pensaba, mientras miraba a su novio, en esta frase con la que siempre bromeamos “el año que viene habrá boda, contigo o sin ti”. Imagínate tú.

Y no falta la mujer que piensa que, si tiene 28 años y está todavía soltera, debe chequearse constantemente su fecha de vencimiento para ver hasta cuando tiene para encontrar a su príncipe azul (jura que se quedará más jamona que un Serrano).

¿Para qué planear tanto ese momento? ¿Tendrá sentido pasarnos nuestra juventud preocupadas? Al final del camino, si hay algo impredecible, es el amor. Hay quienes son felices viviendo en concubinato. Hay personas que consiguen la plenitud en un segundo matrimonio. ¿Y aquellas que se casan por haber escuchado esas dos palabras a las que les tememos en el noviazgo? ¡Estás embarazada! Tanto afanar…

He dado muchas vueltas a los argumentos de estas mujeres. Gracias a todas ellas y sus historias, hoy pienso diferente. No quiero estar casada a una edad en específico, ni para cumplir estándares de la sociedad. Quiero contraer matrimonio cuando esté lista y cuando mi relación esté preparada para lo que compartir todo implica. Quiero decir él sí cuando encuentre esa persona que me haga decir TE AMO y no meta la pata generando en mí las ganas de retractarme un año después.

Y quizás, a pesar de todo ello, no sea para siempre. Deseo con todo mi corazón que sí. Mejor ni lo pienso. Prefiero dejar que todo fluya.

Lorenna en Twitter: @lorennapierre

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas